Rogelio Altisent ha escrito recientemente, en su columna de opinión de Diario Médico En los pasillos de la bioética, un interesante artículo sobre el efecto Roseto o la importancia  para la salud de cultivar las relaciones humanas. El autor reflexiona sobre la evidencia de que cultivar unas relaciones humanas estables y generosas tiene un efecto protector para la salud. En este pequeño pueblo de Pensilvania (USA) la tasa de fallecimientos por infarto de corazón era llamativamente más baja que en el resto de las poblaciones cercanas. Tras analizar la epidemiología de este fenómeno, parece que el hecho diferencial relacionado con la baja mortalidad cardiovascular era el singular tipo de relaciones sociales que caracterizaba a los habitantes de este pueblo. Era una comunidad de emigrantes italianos con su particular cultura y tradición: gente afable que se ayudaba mutuamente, sin distinciones en el trato según el nivel económico, con las casas muy cercanas y familias extensas. Aríticulo sobre el efecto Roseto en Wikipedia.
El tema de cómo influyen las relaciones sociales en la salud ha sido motivo de atención también en un artículo publicado en las mismas fechas en NYT Social Interaction Is Critical for Mental and Physical Health. El artículo critica la problemática de que estar siempre conectado a la red puede disminuir nuestras relaciones sociales (algunos bares están declinando ofrecer wifi gratis a los clientes para que se relacionen mas). Y repasa artículos científicos sobre como influyen  las relaciones sociales en la salud:

El artículo Social Relationships and Health: A Flash point for Health Policy concluye que hay una sólida evidencia científica que muestra que las relaciones sociales afectan a una gama de resultados en salud, incluyendo la salud mental, la salud física, los estilos de vida y el riesgo de mortalidad. Los sociólogos han desempeñado un papel importante en el establecimiento de estos vínculos, en la identificación de explicaciones sobre el impacto de las relaciones sociales en la salud, y en el descubrimiento de variantes sociales (como influye la edad y el género por ejemplo) en estos vínculos a nivel de poblacional.

Un artículo citado concluye que, tras sufrir un infarto agudo de miocardio, las personas que tenían fuertes conexiones sociales sobrevivían mas que las que no.  The New England Journal of Medicine Psychosocial Influences on Mortality after Myocardial Infarction.  Otro que el estar aislado socialmente aumenta el riesgo de mortalidad Characteristics of socially isolated patients with coronary artery disease who are at elevated risk for mortality.

www.grandesvecinos.org

Está bien conocer esta relación, y es momento de recordar como podemos abordar este problema desde nuestras consultas, y volver a leer la entrada al blog: La soledad y el aislamiento son malos para la salud cardiovascular.


Artículo publicado en el Blog del Grupo de educación sanitaria y promoción

de la salud del PAPPS

 

El efecto Roseto: Contexto

Se conoce como efecto Roseto al llamativo bajo índice de enfermedades vasculares en la ciudad de Roseto, Pensilvania. El efecto fue descrito en 1961 tras conversaciones del doctor Stewart Wolf, entonces jefe del departamento de Medicina de la Universidad de Oklahoma, con médicos locales que le comentaron el nivel infartos de miocardio en Roseto. Los autores originales descartaron un origen genético o alimentario, asociándo los datos al estilo de vida de la comunidad italoamericana que poblaba Roseto. Desde entonces se realizaron numerosos estudios, incluyendo un estudio que abarca 50 años y lo compara con las localidades vecinas de Bangor y Nazaret. Como los autores originales habían pronosticado, cuando la cohorte inicial de Bangor perdió su estructura social italiana y se americanizó, la incidencia de enfermedades del corazón aumentó.

De 1954 a 1961, en Roseto no hubo casi ningún ataque al corazón para el grupo de riesgo alto (según la media nacional) de hombres 55 a 64 años y el grupo de hombres mayores de 65 años disfrutó de un índice de muerte de un 1% mientras la media nacional era 2%. Además, los viudos fueron más numerosos que las viudas.

Esta estadística era anómala de acuerdo a otros factores observados en la comunidad. Se fumaban cigarros sin filtro, se bebía vino “con aparante abundancia” en lugar de leche y bebidas gaseosas, habían abandonado la dieta mediterránea en favor de las albóndigas y las salchichas fritas. Los hombres trabajaron en canteras de pizarral donde contrajeron enfermedades respiratorios. Roseto también mostraba un número de delitos muy bajo y pocos casos de peticiones de asistencia pública.5

Wolf atribuyó la salud de Roseto a la baja tensión. “La comunidad” dijo Wolf, “era muy cohesiva. No había “competiciones entre vecinos”. Las casas estaban muy cercanas y todo el mundo vivía más o menos igualmente.” Los ancianos eran respetados e incorporados a la vida comunitaria.