La violencia en las relaciones de pareja es un problema crónico de salud pública en todo el mundo. La violencia durante el noviazgo juvenil ha sido menos estudiada que en adultos, pero su frecuencia es igualmente elevada 1. A nivel internacional, la prevalencia de cualquier forma de violencia en las relaciones de noviazgo juvenil oscila entre el 6 y el 86% 2-6, ya que depende en gran medida del tipo de violencia considerada. Por ejemplo, entre un 30 y un 40% de las personas jóvenes sufren algún tipo de violencia física por parte de su pareja 7,8.
También es preocupante el escaso reconocimiento de esta violencia, ya que este debería ser el primer paso hacia el apropiado manejo de la situación. Diversos estudios muestran que entre un 70 y un 80% de las mujeres receptoras de abusos no se perciben como víctimas 6,9. En los adolescentes y jóvenes el reconocimiento del maltrato es más difícil, ya que comportamientos abusivos pueden ser erróneamente interpretados como conductas románticas (p. ej., celos). También porque en este grupo de edad es más frecuente la violencia de tipo psicológico 10. Además, el reconocimiento de conductas sexistas disminuye cuando el autor es la pareja o existe una atracción por esa persona 11,12.
Los datos acerca de la frecuencia de la violencia sufrida por los hombres son escasos, pero se sabe que ambos sexos pueden desempeñar un rol tanto de agresor como de víctima dentro de una relación violenta, mostrando de esta forma su carácter bidireccional13,14. Algunos estudios han encontrado niveles similares de exposición al maltrato en mujeres y hombres 15-17, aunque evidentemente las consecuencias del maltrato pueden ser muy diferentes en función del sexo. Según López-Cepero et al.18, en España el 3,6% de los hombres y el 7,9% de las mujeres se han sentido víctimas de maltrato durante alguna relación de noviazgo juvenil; sin embargo, el porcentaje de violencia no percibida fue significativamente superior en los hombres que en las mujeres 19. En los países occidentales las formas tradicionales de sexismo son ya poco habituales, pero las conceptualizaciones del sexismo basadas en las diferencias biológicas han evolucionado hacia otras formas más suaves, llamado sexismo benevolente 11,19. En cualquier caso, las actitudes sexistas que apoyan los roles de género, sean hostiles o benevolentes, tienen un papel central en el mantenimiento de las desigualdades por sexo y de la violencia en la pareja 20-22. Desde la perspectiva de la teoría del aprendizaje social, estas actitudes sexistas se desarrollan a partir de experiencias e influencias de género de la familia, los compañeros, las normas sociales e instituciones 23,24. La adolescencia y primera juventud es una etapa crucial en el desarrollo de estas actitudes 25.
La hipótesis de nuestro estudio fue que las actitudes sexistas podrían dificultar el reconocimiento del maltrato durante las relaciones de noviazgo juvenil. El objetivo fue explorar la asociación entre las actitudes de rol de género y el reconocimiento del maltrato en jóvenes de ambos sexos.
Material y métodos
Diseño del estudio y participantes
Estudio transversal de asociación. La muestra estuvo compuesta por estudiantes de ambos sexos reclutados en 57 centros de educación secundaria, formación profesional y universitaria de España. La elección de los participantes se realizó en dos etapas. Primero se seleccionaron de forma oportunista 5 provincias de España (Huelva, Sevilla, A Coruña, Pontevedra y Asturias) según la posibilidad de contar en cada una de ellas con un miembro del equipo de investigación que actuara como facilitador en los centros educativos. Después, en cada provincia, se seleccionaron al azar los centros educativos necesarios, es decir, hasta que estuvieron representados los 3 niveles educativos requeridos para esta investigación (educación secundaria, formación profesional y universidad). Posteriormente, se solicitó la participación de los centros mediante la presentación del estudio a sus representantes. Tras la aprobación por la dirección del centro, se procedió a la administración colectiva de los cuestionarios al alumnado de manera presencial en el aula, que fue previamente informado sobre los objetivos de la investigación y la garantía de confidencialidad de los datos. Todos los estudiantes incorporados otorgaron consentimiento informado verbal y participaron voluntariamente. Además, se contó con el consentimiento por delegación de los responsables del centro. El estudio cumplió con la legislación vigente en materia de investigación y de protección de datos, y siguió los principios de la Declaración de Helsinki.
Fue criterio de selección tener o haber tenido una relación de pareja durante al menos un mes. Se informó de la participación bajo este criterio antes de iniciar la distribución de los cuestionarios.
Instrumentos y variables
El instrumento de recogida de información constó de 3 partes. En la primera se recogió información demográfica básica. Específicamente el sexo, la edad (en años) y el máximo nivel educativo alcanzado (secundaria, formación profesional o universidad).
Seguidamente, se administró la Escala de Actitudes de Rol de Género (EARG) 21, consistente en 20 ítems que reflejan diferentes opiniones y creencias igualitarias o sexistas que las personas tienen sobre el rol que hombres y mujeres desempeñan en la sociedad, tanto a nivel familiar (6 ítems) como social (8 ítems) y laboral (6 ítems). Esta escala tiene un formato Likert, con 5 alternativas de respuesta, que oscila entre 0 (totalmente en desacuerdo) y 4 (totalmente de acuerdo). La EARG se compone de un factor que mide globalmente el igualitarismo de las personas, llamado por nosotros actitud total, que es el resultado de sumar 3 factores intermedios: actitud familiar, actitud social y actitud laboral. Los rangos posibles de puntuaciones son: de 0 a 80 puntos para la actitud total, de 0 a 24 puntos para la actitud familiar, de 0 a 32 puntos para la actitud social y de 0 a 24 puntos para la actitud laboral. En todos los casos, una menor puntuación indica mayor sexismo y una mayor puntuación representa una actitud más igualitaria. De acuerdo con el estudio de validación de la EARG, la fiabilidad de la puntuación total es de 0,9921.
Por último, con el objetivo de conocer la percepción de maltrato de cada uno de los jóvenes se les formularon 3 preguntas relativas a su relación interpersonal afectiva de pareja: ¿Te has sentido maltratado/a? ¿Sientes o has sentido miedo alguna vez de tu pareja? ¿Te sientes o te has sentido atrapado/a en tu relación?, disponiendo de dos alternativas de respuesta: Sí y No. Así, se creó una variable de 3 categorías. Por un lado, un grupo compuesto por aquellos que referían haber sufrido maltrato (maltrato percibido [MP]), resultado de la respuesta afirmativa a la primera pregunta. Una segunda agrupación, que hemos denominado maltrato no percibido (MNP), que incluye aquellos jóvenes que declararon no sentirse maltratados/as, pero que sin embargo sí habían sentido miedo y/o se habían sentido atrapados/as alguna vez en su relación de pareja. Y, finalmente, una tercera clasificación referida a los que no se consideraron maltratados/as (NM), resultante de una respuesta negativa a cada una de las 3 preguntas anteriores.
Análisis de los datos
Dado que las puntuaciones de las escalas que miden las actitudes siguieron una distribución no normal (p<0,001 para la prueba de Kolmogorov-Smirnov), se compararon las medianas de estas puntuaciones según el sexo y los grupos de edad (<18 y ≥18 años) utilizando la prueba U de Mann-Whitney para muestras independientes. También se compararon estas puntuaciones en función del nivel de estudios (secundaria, formación profesional y universidad) con la prueba de Kruskal-Wallis de comparaciones múltiples. Para explorar la asociación entre las actitudes (modeladas en terciles) y el tipo de maltrato se realizaron regresiones logísticas multinomiales ajustadas por sexo, edad y nivel de estudios, con los sujetos NM como categoría de referencia. En todos los casos, para estudiar la posible relación dosis-respuesta (p de tendencia) entre las actitudes de rol de género y la probabilidad de reconocimiento del maltrato, se repitieron los análisis de regresión modelando la actitud como una variable cuantitativa. Los análisis fueron realizados con el paquete estadístico SPSS v22.0 (IBM Corp). Solo se consideraron estadísticamente significativos aquellos valores de p<0,05.
Resultados
De los 4.967 estudiantes que respondieron a la encuesta, se eliminaron 630 por carecer de información referida a alguna de las variables del estudio, por lo que la muestra final estuvo compuesta por 4.337 estudiantes de España con edades comprendidas entre los 15 y 26 años. La edad media fue de 17,91 años (desviación estándar=2,02). El 52,5% eran menores de 18 años y el 40,6% eran varones. En relación con el nivel educativo, 2.563 estudiantes (59,1%) estaban cursando enseñanza secundaria obligatoria.
En cuanto a la percepción de maltrato, 2.977 (68,6%; intervalo de confianza al 95% [IC95%]: 67,3-70,0) personas se declararon NM, el 26,4% (IC95%: 25,1-27,7) vivieron en alguna ocasión una situación de MNP y el 5,0% (IC95%: 4,4-5,7) reconocieron haber sufrido MP por parte de su pareja. Como se puede observar en la Tabla 1, el MP fue más frecuente en las mujeres (p<0,001), los/as ≥18 años (p<0,001) y el alumnado universitario (p=0,013). Por otro lado, los hombres (p<0,001) y estudiantes ≥18 (p=0,002) vivieron con más frecuencia situaciones de MNP (Tabla 1).
En el conjunto de la muestra, la mediana (tercil 1-tercil 2) de la puntuación de la escala actitud total fue 62 (54-67) puntos. Las puntuaciones de las escalas parciales fueron: 20 (17-21) puntos en actitud familiar, 25 (23-28) puntos en actitud social y 17 (14-19) puntos en actitud laboral, siendo esta última la escala en la que las personas se mostraron más sexistas (Tabla 2). En todas las escalas, la mediana de la puntuación fue significativamente mayor en las mujeres, en las personas ≥18 años y que estudiaban en la universidad (Tabla 2).
Según los resultados de las regresiones multinomiales y en el conjunto de la muestra, tuvieron significativamente menos probabilidad de vivir una situación de MNP los sujetos más igualitarios, es decir, las personas que se situaron en el tercil 3 de la escala actitud total con respecto a las personas situadas en el tercil 1 (odds ratio [OR]=0,78; IC95%: 0,65-0,95) (Tabla 3). Esta asociación inversa entre igualitarismo y vivir una situación de MNP se mantuvo cuando se consideró cualquier subescala de la actitud, aunque especialmente en la actitud laboral: OR=0,83 (IC95%: 0,70-0,98) en las personas del tercil 2 y OR=0,71 (IC95%: 0,62-0,93) en las personas del tercil 3 (Tabla 3). En todas estas asociaciones se encontró una relación dosis-respuesta entre la actitud y el MNP, de forma que cuanto mayor fue la puntuación en la escala EARG, menor fue la probabilidad de vivir una situación de MNP (p-tendencia<0,05 en todos los casos).
Discusión
Según los resultados de este estudio, tener actitudes de género más igualitarias se asoció con menor probabilidad de vivir situaciones de MNP. Dado el elevado porcentaje de jóvenes que sufren MNP, lograr un cambio en las actitudes sexistas es una prioridad en salud pública. De las 3 actitudes de género consideradas, la actitud laboral es la que parece estar más asociada con el reconocimiento del maltrato durante las relaciones de noviazgo juvenil.
Es bien sabido que, en términos generales, los varones están más de acuerdo con las creencias discriminatorias según sexo y que tienden a justificar la violencia en mayor medida que las mujeres (26, 27). De la misma manera, tampoco es extraño encontrar que los jóvenes de mayor edad tengan actitudes menos sexistas, fundamentalmente porque este grupo está en su mayoría compuesto por aquellos que estudian en la universidad, y es un hallazgo recurrente en la literatura científica que el nivel de estudios se asocia con una actitud de género menos tradicional (28)….
[Lee el artículo completo en el Vol. 50. Núm. 7. Agosto – Septiembre 2018]
Vanesa García-Díaz
Alberto Lana-Pérez
Ana Fernández-Feito
Carolina Bringas-Molleda
Luis Rodríguez-Franco
F. Javier Rodríguez-Díaz