En octubre 2018 Lancet ha publicado la evaluación del comité de expertos (que niega tener conflictos de intereses) en enfermedades no transmisibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que una vez más se constata que uno de cada cuatro adultos del planeta no cumple los requerimientos mínimos de actividad física : 150 minutos por semana de actividad moderada (mínimo 30 minutos día, 5 días por semana) o 75 de intensos (25 minutos, 3 veces por semana) entre jornada laboral, doméstica, desplazamientos, tiempo de ocio, o la combinación de ambas.

El documento (un ambicioso estudio sobre 1,9 millones de individuos de 168 países) confirma que la inactividad física representa el factor de riesgo más prevalente en el mundo, con sus repercusiones en salud y calidad de vida.

El estudio aplica el cuestionario más validado para identificar actividad física en población adulta : el IPAQ (International Physical Activity Questionnaire) y aplica una ponderación entre población urbana y rural según su prevalencia en cada país, obteniendo una muestra representativa del 96% de los habitantes del planeta.

 

Resumiendo en 2016:

• el 27.5% de la población mundial es insuficientemente activa.

• En todos los entornos las mujeres son más sedentarias (hasta 8 puntos más)

• Por regiones geográficas las latitudes de Caribe y América del Sur son las menos activas con tendencia a incrementar entre 2001 y 2016.

• Los ciudadanos más activos del mundo se localizan en Uganda (5,5% -4% en hombre y 7,6% en mujeres- de físicamente inactivos), Mozambique, Lesotho o Tanzania, mientras que los más sedentarios residen en Kuwait (67% – 58,6 hombres y 74,3 mujeres), Samoa, Arabia Saudí o Irak.

 

Desde hace décadas se ha constatado el beneficio de la actividad física sobre la salud cardiovascular de los individuos así como la menor prevalencia de tumores de colon y mama. Evidencias más recientes demuestran sus efectos sobre la salud mental, la demencia, etc. Por ello desde 2004, a raíz del Plan Global de la OMS, el 70% de países desarrollan programas para incentivar la actividad física entre sus ciudadanos.

Aunque la tendencia mayoritaria sigue siendo el incremento de la inactividad física, algunos estados como Alemania, Brasil o Singapur la han invertido aunque con resultados poco significativos hasta el momento por lo que no podemos decir “hemos triunfado”.

Entre los objetivos propuestos por la OMS para 2025 está la reducción del 10% de población insuficientemente activa, reto incluido en la Global Physical Activity Action Plan 2018-2030 y en la que los estados deben promocionar el transporte no motorizado (caminar o circular en bicicleta) así como la incentivación de actividades físicas en tiempo de ocio. Estas políticas son vitales en regiones emergentes del planeta (como China, el país más poblado) donde la rápida industrialización y urbanización ha cambiado el modelo agricultura de subsistencia en entorno rural con gran gasto energético, a la actividad laboral sedentaria en ciudades con poca planificación en infraestructuras que favorezcan el transporte activo y el ocio saludable en zonas verdes en plazas y parques.

Una lectura antropológica nos puede justificar la diferencia de roles atribuidos por sexos y puede explicar las prevalencias según las actividades en diferentes entornos, pues en algunas latitudes las actividades a mujeres están restringidas a ámbito doméstico, no laboral, ni desplazamiento u ocio activo. Para romper estas barreras culturales y tradicionales precisaremos nuevas estrategias que favorezcan ese cambio.

 

Como limitaciones al estudio destacan:

No se pondera según el peso específico del número de habitantes de cada país, en algunos estados ha sido difícil recopilar los datos y estos pueden ser aproximados y en último lugar mencionar que el patrón oro hubiera sido disponer de acelerómetros para recoger fielmente la actividad física de cada individuo.

Para poder alcanzar el ambicioso reto de reducir en 2025 a nivel mundial el 10% de población inactiva, precisamos de un catalizador que dinamice políticas de salud y sostenibilidad compatibilizando desarrollo económico con la promoción de estilos de vida saludable.