El consumo de alcohol, incluso en niveles moderados, se asocia con un incremento del riesgo de daños cerebrales y de deterioro cognitivo, según un estudio publicado este miércoles en la revista médica ‘The British Medical Journal‘.

Sus autores, un grupo de investigadores británicos de las universidades de Oxford y College London, añaden que el trabajo respalda la reciente reducción de la orientación del alcohol en el Reino Unido y cuestiona los límites actuales recomendados en Estados Unidos.

Desde #noticiassemFYC traducimos el abstracto de esta investigación.

 

El consumo de alcohol está muy extendido y sigue creciendo en todo el mundo. 123 Ese consumo ha sido históricamente visto como un hábito que no es dañino 4, hasta el punto de establecer una variabilidad de 9 a 18 unidades semanales (72-144 g) de consumo 56. Las evidencias más recientes que han relacionado el consumo de alcohol con el riesgo de padecer cáncer 7 han dado pie a una revisión de las políticas del Gobierno del Reino Unido al respecto, aunque los consejos del organismo Federal de los Estados Unidos para 2015-2020 en nutrición (US Federal Dietary) subían esta cantidad hasta las 24,5 unidades semanales de consumo para los hombres 8. La realidad es que incluso el consumo moderado de alcohol (una media diaria de menos de 12,5g o 8 unidades semanales) ha sido asociado con un mayor riesgo de padecer un cáncer de faringe inferior, esofágico y cáncer de pecho 79. Mientras la dependencia crónica al consumo del alcohol se ha asociado con la síndrome de Korsakoff y con el alcoholismo 10, las consecuencias a largo plazo para el cerebro de un consumo de alcohol no-adictivo se han estudiado poco. Encontrar evidencias bien fundadas de asociaciones adversas tendría implicaciones vitales para la salud pública.

Algunos autores han sugerido que existe una relación de U invertida entre el consumo de alcohol y las consecuencias para el cerebro, en cierto modo similares a las que se han visto con las enfermedades cardiovasculares. Tanto el consumo moderado como el leve se han asociado con un riesgo menor de padecer algún tipo de demencia o enfermedad mental 11-12 y con una menor prevalencia del infarto de miocardio 13 y el derrame cerebral 14. Los estudios y escaneos cerebrales a pesar de eso, no han logrado acertar siempre a la hora de proporcionar una correlación que pueda apuntalar un efecto protectorio. Los resultados de la investigación en lo que respecta a los efectos del consumo moderado de alcohol sobre el cerebro son inconsistentes 15. El consumo moderado de alcohol en gente mayor se ha relacionado con la reducción del volumen de su cerebro 16, con un crecimiento del tamaño de los ventrículos 17, una mayor atrofia de la materia gris18 y una reducción de la densidad de la materia gris en la zona frontal y parietal. Sin embargo, otras investigaciones no han demostrado esta asociación entre consumo de alcohol y efectos en el tamaño del cerebro o solamente en cantidades muy altas de consumo. 21 Las asociaciones hechas entre el consumo moderado de alcohol y sus efectos en la materia blanca tampoco parecen tener ninguna consistencia. De Bruin y sus colegas han observado un crecimiento del volumen de la materia blanca en los consumidores moderados de alcohol comparándolos con las personas abstemias 22, mientras que Anstey y los colegas encontraron una relación en el sentido contrario. 23 De forma similar, si tenemos en cuenta el crecimiento de las hiperintensidades que se han ido describiendo en aquellas personas que beben de forma moderada comparándolas con las personas abstemias,24 otros estudios no han encontrado ninguna evidencia en ese sentido 17-23-25.

Las cuestiones sin resolver persisten en gran parte a causa de los límites establecidos en los estudios hechos en el consumo sin dependencia y el escaneo del cerebro. El consumo del alcohol no puede ser una cuestión aleatoria durante largos periodos. La mayoría de estudios hechos hasta la fecha han sido segmentados o con unos datos limitados acerca del consumo de alcohol. La gente acostumbra a subestimar sus niveles de ingesta de alcohol 26, un problema que va empeorando con cada nuevo estudio retrospectivo. Algunas investigaciones en ese sentido también han estudiado a la gente mayor, un sector de población que se encuentra bajo el umbral en que la discapacidad cognitiva puede tener, también, un impacto en los patrones de consumo de alcohol.

Hemos utilizado los datos que se han recogido durante los últimos 30 años acerca del consumo del alcohol para investigar las relaciones entre las consecuencias del consumo de alcohol en 550 participantes. Nuestras hipótesis han sido establecidas por partida doble: beber de forma leve (menos de 7 unidades de consumo semanales) protege contra ciertos riesgos cerebrales y disminuciones cognitivas, mientras que el consumo excesivo se asocia con con consecuencias adversas para la salud del cerebro.

Consulta el estudio completo en este enlace

 

En este estudio, un consumo alto de alcohol se asoció con una reducción de la densidad de la materia gris, una atrofia hipocámpica y una reducción de la integridad microestructural de la materia blanca.